viernes, 2 de abril de 2010

Un día de verano

Febrero

Un día de verano dos jóvenes totalmente diferentes, se conocieron, un día con un gran sol, radiante, los rayos de luz chocaban en el rostro de Adriano se veía hermoso, pero Valentina no quería saber nada del amor, no quería darse cuenta que se estaba enamorando de el, sin querer poco a poco Adriano fue entrando a su vida, con esos pequeños detalles, con los cariños.

El demostró que si la quería de verdad, lucho por su amor, entrego todo lo que podía dar, Valentina se dio cuenta de eso y acepto que amaba a Adriano, que era la persona más importante en su vida, que a pesar de todo lo quería como era, con sus defectos y virtudes.

Al pensar que el amor no era para ella, todo eso cambio desde que Adriano apareció, cambio todo de ella, con esos ojos que iluminaba su vida, y esa sonrisa que a Adriano lo derretía. Eso se llama amor, no había otra explicación, nadie sabía como ellos dos se podían amar tanto, fue el destino que hizo que se conocieran o simplemente fue el amor.

Dos personas maravillosas, diferentes en varias cosas, ella tan delicada, detallista cariñosa, el tan gracioso, tan lindo, inmaduro pero con el amor supo que todo puede cambiar, que la cosa más mínima los hacia feliz, con el simple hecho de estar juntos una tarde solo viéndose, abrazándose eran felices, nadie podía romper esa burbuja de amor que existía.

Hasta que el sueño de amor y felicidad se acabo, pero fue solo por un momento, porque nadie puede engañar al corazón, evitar sentir cariño por una persona que fue tan especial, que nadie puede igualar, que jamás sentirás lo mismo con otra persona.

Que es mentira decir que ya la olvidaste, que no significa nada para ti. Es mentira decir que el amor se acabó, cuando todavía lo sientes.


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